Viatores

VIATORES Los temblores de tierra habían sido frecuentes durante toda la semana,

pero ahora los habitantes de Todoque*, en la Palma, sólo podían fijarse en la enorme columna de humo que asomaba por el horizonte. Naira y Jonay jugaban ajenos al tremendo revuelo que se había formado en la plaza. El pelo rizado de Naira, recogido en una coleta, se balanceaba de un lado a otro mientras en un regate, robaba el balón a Jonay. Una divertida sonrisa se dibujó en su cara mientras su amigo, decepcionado, le gritó: —¿¡Ah, ¿sí!? ¡Ya verás ahora! La actitud desafiante de Jonay

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