Hace muchos muchos años, cuando la isla aún era gelatinosa, los creadores de superficies terrestres enviaron a una pareja de gigantes para que le dieran forma a una isla. Eran dos gigantes de proporciones colosales. Se llamaban Teneka y Rifeko.
Teneka era una giganta muy hermosa. Sobre su cara ancha y morena brillaban unos enormes ojos negros. Su cuerpo era muy flexible y bailaba de una manera cautivadora. Era muy tierna y cariñosa, y pensaba que todos los mundos eran mejorables.
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