Sí, amigos, el capitán Smollett era un hombre muy optimista; y para nuestra dicha, su vida, a pesar de las heridas sufridas, no corría peligro. Después de comer, se reunió con el caballero y el doctor, quien, poco después, tras armarse con un machete y un par de pistolas, cruzó el fortín y se dirigió hacia el norte de la isla.
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